Cuando este aliento llega a ti, te trae la consciencia: la capacidad de estar despierto, la capacidad de experimentar, la capacidad de sentir, la capacidad de comprender, no tus sueños, sino la existencia. Estoy vivo. Existo. Siento. Veo. Y sí, comprendo. Comprendo. ¿Y qué comprendo? Que, por encima de todo, se me ha dado el regalo más increíble que se podría dar.