Cuando llega un problema, sea cual sea su causa, nos desconectamos del origen del problema, y sea cual sea el dolor, nos conectamos con el dolor. Pero para empezar, ¿cuál era el problema? Y nadie está mirando el problema. Y cuando tú, te desprendes del sufrimiento, del dolor, y miras el problema, te darás cuenta de que “yo puedo resolverlo; yo puedo ocuparme de esto. Quiero decir, quizá sea difícil, quizá tenga que esforzarme mucho; quizás tenga que hacer algo así. Pero lo puedo resolver”.