Acepta lo que se te ha dado. ¿Podría haber un milagro en tan solo aceptar, que yo simplemente acepte mi existencia, y algo magnífico suceda? Sí; es lo obvio. Acepta este aliento que se te ha dado. Mira en tu corazón, ve y siente el deseo de estar pleno, de sentir alegría, de hacer a este hogar lo más hermoso que puedas.