Existe una paz que no es temporal, que no está ligada a políticas ni obedece a las fórmulas del mundo. No se trata de la visión de alguien, sino que reside en el interior de cada persona, ya sea rica o pobre, buena o mala, tenga razón o no, aún en sus momentos más difíciles, aún cuando esté rodeada de un océano de confusión y duda.