Tú crees que tu casa te pertenece; no es así. La casa sabe que después de que te hayas ido, alguien más vivirá ahí. ¿Qué puedes decir que es tuyo en este mundo? ¿Qué es realmente tuyo? Este aliento es realmente tuyo. Vino y se fue. Viene nuevamente, y se va. Y viene otra vez. Ese es tu milagro, esa es la gracia en tu vida.