Todos sabemos que queremos alegría. Lo sabemos. Sabemos que queremos ser felices. No es necesario decírselo a nadie. Pero lo que hacemos es tratar de hacer la ingeniería inversa de la alegría. Sabemos que cuando eres feliz, cuando sientes alegría, probablemente sonrías, entonces le decimos a la gente: sonríe. Lo lamento, eso no va funcionar.