No puedes perder la perspectiva de la vida. No puedes perder la perspectiva de lo que se te ha dado. Aun en la hora más difícil recuerda que algo viene y te da el regalo de la respiración, y es muy personal, muy, muy personal. El regalo todavía se te sigue dando. Quizá te sientas abandonado. Quizá sientas ‘Dios mío ¡es el final!’ Pero el regalo continúa llegando y mientras lo haga, no pierdas la esperanza. No pierdas la esperanza.