Tu realidad es muy sencilla. El deseo de estar satisfecho siempre ha estado ahí. El deseo de estar contento siempre ha estado ahí. Eso no es nuevo. Y este deseo estará ahí hasta el final. Está ahí desde el principio y sigue ahí hasta el final. El deseo de tener paz no cambia. La sed de estar pleno no cambia. Ánclate a esa realidad y no irás a la deriva. Ánclate a esa belleza que está dentro de ti y no irás a la deriva. Todo lo demás cambiará como siempre lo ha hecho. Como siempre lo hará. Todo sigue cambiando, excepto tú. Hay algo en ti que no cambia. Encuentra lo que no cambia y ata muy bien el bote de la vida a lo que no cambia. Y entonces, relájate.